Ciertamente, Lennon había estado siempre sentado al filo del abismo en lo personal y artístico. Su desmedida rebeldía e incontrolable verbo hacían de él un ángel de la locuacidad con parada en los infiernos de los tabloides y los movimientos más radicales. Nunca sabremos el motivo real a tanto desatino hiperlábico. Si era verdaderamente así su personalidad, o si por el contrario se aprovechaba a conciencia constantemente de los focos, ya no es motivo de una masiva intriga. El mito ha desplazado al mortal hombre, y de esto ya ha pasado mucho tiempo. Desde luego comentando ser más famoso que Jesucristo o cantando que Dios es un concepto por el cual medimos nuestro dolor, y negando a la Biblia, el I-Ching, Buda, el tarot, y a los mismos Beatles, no se podría hacer una lista larga de amigos por muchas latitudes. Así era, y así fue Lennon.

En USA las ventas de sus discos nunca fueron como para romper ninguna plusmarca. Según la RIAA entre todas sus producciones la certificación solamente alcanza unos 15 millones de copias. Su álbum más vendido en los setenta fue Imagine (1971) con dos millones de copias. Double Fantasy (1980) con tres millones de venta y editado veinte días antes de su muerte, sigue ostentando el liderato en su ecléctico palmarés. Solamente tres de sus producciones lograron el No. 1, Imagine (1971), Walls And Bridges (1974) y Double Fantasy (1980). En singles en la primera posición, la situación es parecida. Whatever Gets You Thru The Night (1974) y con Elton John en los coros, y (Just Like) Starting Over (1980). Ni siquiera Imagine, el gran himno humanitario-solidario-filosófico-ateo fue un “número uno” de las listas americanas. En verdad, los americanos no llegaron a entender la propuesta de Lennon, al menos, en términos de ventas. Curiosamente, gran parte de su patrimonio se encuentra en USA con un valor estimado de 325 millones de dólares. En el Reino Unido, estos datos son algo más amables, aunque tampoco para muchas muestras de satisfacción. En su tierra, Lennon fue capaz de colocar solamente tres canciones en el primer lugar, y justo después de morir.
Serían sus luchas con el gobierno de Nixon evitando la deportación entre 1972, y hasta 1976, un motivo añadido para su “fin de semana perdido” de exilio, y sus cinco años de auto retiro como padre ejemplar luego de conseguir su permiso de residencia, las claves musicales de su efímero regreso a finales de 1980. En Woman pide perdón por haber sido (según sus palabras), un cerdo con las mujeres. Beautiful Boy es una melodía de esas para arropar a un bebé en la cuna, y (Just Like) Starting Over es una declaración de intenciones para salvar el amor conyugal luego de muchos dislates. Una idea descubierta por John en esas luchas entre hombres y mujeres en la década de los setenta.
