John Lennon tiene muchos números, muchas caras y facetas que, desde luego, no vamos ni a intentar explicar aquí. Política y arte son, por lo general, dos ingredientes de difícil conciliación. Este número en la escena es una pintura compleja y enrevesada que no se entiende a la primera intentona. Cada melodía tiene una matemática musical, y sin embargo, cada uno la entiende y siente a su manera. John Lennon no ha subido a su particular altar, y posterior canonización ni igual ni de forma parecida a otros grandes músicos. Hendrix, Joplin, Morrison, Cobain, Elvis o Jackson juegan en otra liga. Su entronización se fundamenta en otros aspectos más sutiles de una historia tan parecida a otras en sus comienzos, pero con un más que trágico y cruel final. Así es y será siempre para esta polémica figura. Solo hay que imaginar.
